Se levantó muy temprano. Vio una silueta que segundo a segundo se aclaraba más. Poco a poco identificó a un hombre, tenía una mirada tenebrosa y extraña que le dio miedo. Volteó la mirada para ver si desaparecía, pero al volver la vista apareció nuevamente con una mirada más intensa. Cerró los ojos, los volvió a abrir y seguía ahí. Cada vez le dio más miedo y se dio cuenta que nada podía hacer. Esa mirada siempre lo seguía, era imposible olvidarla. Se le aparecía varias veces al día. Finalmente se resignó y aprendió a convivir con Ojepse.
D. Pérez 2008
1 comment:
Hola David, pasé a saludarte y conocerte.
Interesante Paréntesis....
Saludos,
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